Ha negociado el eterno bufón
con el vetusto arlequín
un cambio temporal de rostro.
Ni el negro es negro ahora, ni el blanco
es blanco ya
.
Sin matices. Todo es gris;
como la triste noticia de un adiós repentino,
como un cambio inesperado
o una hostia en la cara del inocente.
Sin matices. Una hostia y punto.
...donde se quema la ropa en las cuerdas del SOL, pongo a orear mis hojas, tachados los versos y ya seca la tinta, en la baranda de mis sueños, cascote de mi muralla y cuarto menguante.
martes, 26 de noviembre de 2013
lunes, 25 de noviembre de 2013
Mi pequeña flor
Profundamente
triste. ¿Será el invierno?.
Ni el fuego que abraza a un tronco hasta ponerlo rojo me alegra,
ni la brisa fría de la mañana.
Sólo esa flor pequeña y colorida
que brota de entre la escarcha y balbucea a mi oído
me empuja a reir, a derretir el hielo con mi aliento,
a deshacer la nieve al paso
errante de mis pies.
Ni el fuego que abraza a un tronco hasta ponerlo rojo me alegra,
ni la brisa fría de la mañana.
Sólo esa flor pequeña y colorida
que brota de entre la escarcha y balbucea a mi oído
me empuja a reir, a derretir el hielo con mi aliento,
a deshacer la nieve al paso
errante de mis pies.
domingo, 20 de enero de 2013
VIDEOEMA III
El alma en pena
Esa alma en pena, sola,
esa alma en pena siempre perseguida por un resplandor muerto. Por un muerto. Cerrojos, llaves, puertas saltan a deshora y cortinas heladas en la noche se alargan, se estiran, se incendian, se prolongan. Te conozco, te recuerdo, bujía inerte, lívido halo, nimbo difunto, te conozco aunque ataques diluido en el viento. Párpados desvelados vienen a tierra. Sísmicos latigazos tumban sueños, terremotos derriban las estrellas. Catástrofes celestes tiran al mundo escombros, alas rotas, laúdes, cuerdas de arpas, restos de ángeles. No hay entrada en el cielo para nadie. En pena, siempre en pena, alma perseguida. A contraluz siempre, nunca alcanzada, sola, alma sola. Aves contra barcos, hombres contra rosas, las perdidas batallas en los trigos, la explosión de la sangre en las olas. Y el fuego. El fuego muerto, el resplandor sin vida, siempre vigilante en la sombra. Alma en pena: el resplandor sin vida, tu derrota. De: Sobre los ángeles |
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