A menudo escapo, como humo despreciado de tabaco,
del riesgo que supone escribir;
más no lo hago veloz, acaso porque quiero,
en lo interior de mi alcoba vacía
que vuelva a tentarme y a secuestrarme.
...donde se quema la ropa en las cuerdas del SOL, pongo a orear mis hojas, tachados los versos y ya seca la tinta, en la baranda de mis sueños, cascote de mi muralla y cuarto menguante.
Raúl: ya comenté este poema en facebook. ¿Recibiste mi mensaje sobre tu viaje a Madrid? Un fuerte abrazo.
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